“Para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las
concupiscencias de los hombres”
1 Pedro 4:2
Pr. Eraldo Gueiros
Secretario Sinodal de Misiones del SSC/IPB
A
menudo escuchamos frases que nos llaman la atención y que difícilmente salen de
nuestra mente. Este último sábado, durante una programación de evangelización
donde estaban presentes alrededor de 50 personas, hemos visto cinco vidas
entregándose a Cristo. Una de las ellas me dijo: “¿Cómo pude vivir tanto tiempo sin conocer esta verdad?” Fueron
exactamente estas palabras que me motivaron a escribir este pensamiento.
El
apóstol Pedro en el texto de I Pedro 4:1, tiene como objetivo despertar la
iglesia para repasar su conducta religiosa, sus prioridades y quehaceres. El v.
3 nos dice que ya hemos perdido
demasiado tiempo de nuestras vidas sin vivir en la presencia de Dios y que ya
no podemos desperdiciarlo más. El objetivo de nuestra salvación no fue realizar
la voluntad de los hombres, es decir, vivir conforme a los valores y
prioridades de aquellos que aún no conocen a Dios. “Baste ya el tiempo pasado.”
Pedro
dice: “¡El tiempo que resta en la carne es muy poco!”; él tenía en mente los
acontecimientos que sucederían en un futuro próximo, como la locura de Nerón y
la persecución de Roma. De una forma u otra, nuestro tiempo también es corto,
pues a cualquier momento Jesús volverá para buscar Su iglesia, o puede que
nosotros mismos seamos llamados por Él a Su presencia. Por lo tanto, ¡no
podemos perder más tiempo!
¡Somos
llamados a vivir la voluntad del Padre!, ¿Será que la estamos cumpliendo?,
¿Será que comprendemos plenamente cuál es Su voluntad para nuestras vidas?
Recordemos
ahora la frase que oí, aquellas personas creían que estaban viviendo la
voluntad de Dios. Su sorpresa fue percibir que, aunque estuvieran (en el caso
de los salvos por la fe) involucradas con las actividades de la iglesia, no
estaban de hecho, dando prioridad a la voluntad mayor de Dios para la vida de
Su pueblo.
¡Ninguna
actividad eclesiástica puede ser más importante que el comprometimiento de
anunciar el Evangelio de la gracia de Dios, a fin de que vidas sean salvas en
Cristo!
El
apóstol Pedro en el v.7 nos recuerda que el fin de todas las cosas se acerca.
El fin no estaba tan cerca de Pedro como lo está hoy de nosotros. También no
sabemos cuánto tiempo tenemos hasta que llegue este momento, sin embargo el
Espíritu Santo es quien produce en nuestro un sentimiento de responsabilidad a
fin de que nos conformemos a una vida de apatía espiritual. En nuestras
iglesias hay mucha gente acomodada porque creen que el fin aún está muy lejos.
¡Muchos serán sorprendidos en ese día final!
¡Vivamos esta semana como si fuese la última! ¡No dejemos para después
aquello que urge! No pongamos otra
prioridad ante la suprema voluntad de Dios.